Por Juan José Valdez Saravia
¡Saludos queridos lectores!
Hoy les traigo un pequeño apartado acerca de un tema que “está sonando” bastante en el ámbito empresarial y social; éste ha sido presentado por el Sr. Gunter Pauli, economista, escritor infantil y ambientalista belga, quien lo ha catalogado como la herramienta del futuro, la verdadera economía, el verdadero desarrollo sostenible.
Pauli, luego de haber transcurrido gran parte de su vida como “ambientalista e impulsor de las economías verdes”, decidió patear el tablero, pegar un portazo a las metodologías de desarrollo sostenible clásicas y sobre todo dejar en evidencia que éstas son algo clasistas.
Gunter ha escrito un libro en el cual describe una teoría, una teoría llamada “Economía Azul”. La misma está emparentada con las metodologías de desarrollo verde (clásicas) pero se diferencian en los objetivos, los cuales son bastante coherentes. Cabe aclarar que son teorías, que él es “gringo”, y que ya sabemos lo que ocurre con las economías de los países en desarrollo; digo esto porque muchas veces pensamos en que todo lo que se hace en el viejo continente es bueno para nosotros. ¡Ojo!

Gunter Pauli
El paradigma de la economía azul está basado en la tierra (naturaleza) como factor imprescindible a tener presente en todas las actividades económicas, interpretando que es la que nos da, la que provee, y que sin ella no somos nada. La tierra como tal, debe ser entendida de manera holística, pero sobre todo debe ser la base de la economía, el modelo a seguir. Gunter entiende que:
“tenemos que emular los ecosistemas naturales para ser eficientes en la producción de bienes y servicios (…). Se trata de aprovechar con actitud innovadora (…). Así diversificamos riesgos y abaratamos costes. Deja de tener sentido intentar valorar el subproducto o eliminar el residuo. Éstos se convierten en oportunidades de negocio y hacen falta emprendedores que las aprovechen” .
De esta definición y en relación a lo que nos dice Gunter, quedan claros tres puntos importantes. El primero es que debemos “copiar la eficiencia de los procesos naturales”, esto quiere decir: debemos ser óptimos al buscar nuestras materias primas para producir, aprovechar al máximo las mismas (produciendo todo lo que se pueda, sin quedarse en un producto aislado) y reutilizar los residuos (ya sean para comercialización o ingresarlos nuevamente en la cadena productiva).
El segundo punto es aprovechar las oportunidades de negocio, diversificar (variar, diferenciar, cambiar), pensar en hacer mucho más de lo que tenía pensado hacer con mi emprendimiento, “hacer diverso lo que era único”, con el mayor alcance posible. Sería como apuntar a varios sectores de mercado, tratando de hacer que el producto sea acorde a los mismos.
Por último, el que más me llamó la atención, y se lo describo como lo describen muchos ambientólogos, “dejar de lado el romanticismo ambientalista, la ternura verde; es necesario cortar con tanta dulzura”. Esto es quizás el punto más importante a nivel empresarial, y hace que la diferencia entre la teoría verde y azul sea abismal. La economía azul plantea que “lo verde es caro, tanto para el que produce como para el que consume”, esto se traduce en una diferencia de clases de consumidores, ya que solamente “la clase alta puede acceder a los productos de origen verde”. Si bien es un comentario un poco comunista, en su base se fundamenta la razón, esto es, ¿ustedes podrían tener acceso a una motocicleta eléctrica o monopatín eléctrico para toda la familia (4 o 5 unidades por familia)? O más bien, ¿podrían llenar el tejado de sus casas con paneles solares?; o aún mejor, ¿tienen la posibilidad de acceder a tecnología de utilización de hidrógeno para reemplazar los combustibles convencionales de sus vehículos? Sobre esto no hay mucho que opinar, creo que varios de nosotros podríamos aseverar la realidad.
Con respecto a lo que venimos charlando, la economía verde podría ser expulsada de los modelos económicos, ya que no es participativa o socialmente participativa; además no plantea la eficiencia en la utilización de los recursos, como lo hace la economía azul, que pregona “utilizar los recursos según lo necesite la sociedad”; para ser más claro, la economía verde dice “usen con precaución” y la economía azul “usen según necesite la sociedad, con precaución, y simulen los procesos naturales”. La diferencia está en que se deben usar los recursos según lo que las sociedades locales necesiten y no pensar en cómo crear un producto para ser enviado a todo el mundo con el sello verde. Esto sería, usar lo que tengo, lo que necesito, y producir según lo que necesita mi comunidad; en cambio la economía verde nos dice “usen autos eléctricos porque no consumen combustibles fósiles. ¿Esto es ecológico?, piensen que Argentina produce la mayor parte de su electricidad con turbinas que funcionan con diésel, vuelvo a preguntar ¿esto es ecológico? Mejor sería promulgar la utilización correcta de la energía, utilización de bicicletas, transporte público, etc.
Como pueden observar, es una nueva teoría en lo que respecta a lo “sostenible”; pero siempre voy a decir esto, y jamás me cansaré de repetirlo: “No importa cuán verde tratemos de ser, lo importante es entender por qué debemos ser verdes; esto se logra con educación ambiental”.
Espero haberles gustado.
Paz y bien.
IMAGEN SUPERIOR: Fotografía de Omar Castro @ceniza_de_sol