16 de Noviembre – DÍA INTERNACIONAL DE LA TOLERANCIA
Por José de Guardia de Ponté en Aproximaciones
Etimológicamente deriva del latín “tolerans” del verbo “tolerare” – “soportar y cargar”, emparentado con el indoeuropeo: “tollere” – “levantar”. Referido a soportar el peso de…
En un sentido benigno “tolerancia” se puede entender como la actitud positiva de respetar las opiniones, ideas o acciones de los otros, aunque no coincidan con las propias.
En 1996, la Asamblea General de la ONU invitó a los Estados Miembros a celebrar el Día Internacional de la Tolerancia el 16 de noviembre en homenaje al nacimiento de Mahatma Gandhi.
Curiosamente a Gandhi no le gustaba la palabra, más bien él luchaba contra la “intolerancia”, que es muy diferente al concepto de tolerancia, que en definitiva es aguantar o soportar a los otros. Decía: “No me gusta la palabra tolerancia, pero no encuentro otra mejor. El amor empuja a tener, hacia la fe de los demás, el mismo respeto que se tiene por la propia”.
En mi caso tampoco estoy muy de acuerdo con la palabra tolerancia ya que como decía Edmund Burke “hay un límite en que la tolerancia deja de ser virtud”. Y pasando ese límite se puede caer en la pasividad interpretada como transigencia.
La injusticia, la violencia, la discriminación y la marginalización son formas comunes de intolerancia, la cuales son aberrantes violaciones a los derechos humanos. Su opuesto sería, a mi entender, el concepto de “respeto”, fundamentalmente hacia lo diverso, a lo diferente. Respeto entendido como condescendencia y/o deferencia.
Benjamín Disraeli decía que “no es justo tolerar la intolerancia la cual debe ser sancionada como un delito”. Por lo tanto, debemos reclamar en nombre de la tolerancia, el derecho a no tolerar a los intolerantes.
Y si hablamos de intolerancia es muy necesario analizar a los prejuicios, los cuales están insertos en nuestra sociedad y de por sí son los primeros causantes de desgracias.
Todo juicio que realizamos está basado en nuestro conocimiento y formulado desde la razón. Todo juicio errado es naturalmente causado por el desconocimiento y la ignorancia. Toda sociedad maneja juicios que marcan lo que está bien y lo que está mal. El conjunto de estos juicios podemos definirlos como “la Moral”. Pero la moral es propia de una sociedad determinada y ésta de su cultura y civilización. Hay muchos tipos de sociedades en nuestro mundo, algunas con grandes diferencias con respecto a sus costumbres tanto sociales, políticas y religiosas. Por consiguiente, existen muchas morales.
Michel Levine escribió: “Cuando no se conoce personalmente a individuos de otros grupos étnicos, religiosos o culturales, es muy fácil creer cosas horribles de ellos y tenerles miedo.”
Ahora bien, cuanto más estrictas son las normas morales de una sociedad mayores serán los prejuicios y la intolerancia. También mayor será el doble discurso moral.
Inquisidores, prejuiciosos, analistas de alcantarilla y pérfidos críticos son un gremio sumamente peligroso y perjudicial. Se esconden en las sombras de las instituciones religiosas, sociales y gubernamentales, y constituyen lo que comúnmente se llaman o autodenominan “ortodoxos”.
Son racistas, homofóbicos, antipopulares, militantes del odio y la perfidia. Agazapados esperan tiempos dictatoriales o poco pensantes, de libertades restringidas, momentos difíciles, donde la persecución y la caza de brujas es moneda corriente.
No existe diferencia entre un fanático y un falso moralista ya que son la misma peste y traen las mismas enfermedades.
Comprender estas cuestiones nos harán más compasivos, condescendientes, respetuosos y generosos con lo diferente, una sana relación entre la identidad y la alteridad.
*Imagen superior: Arte callejero de Pejac