Por Regina L. Robles Z.
En el corazón de Cafayate, Álvaro y Rafael, iniciaron un proyecto de cultivos hidropónicos al que nombraron “Sativa” (@sativa_cafayate). Ambos ingenieros agrónomos, hace tiempo deseaban emprender, “los movilizaba las ansias de hacer algo por cuenta propia para dejar un poco de lado el trabajo en relación de dependencia”, nos cuenta Álvaro.
Durante los últimos años la conciencia ambiental de la mano de las grandes urbanizaciones invadió a las nuevas generaciones. Se busca una alimentación equilibrada, real y libre de agroquímicos, el ejercicio físico y la salud psicológica como bases para un mejor estilo de vida. Esto dio lugar a muchos emprendedores a buscar cómo cubrir las necesidades alimentarias dando pie a nuevos modos de producir. La hidroponía es un tipo de cultivo industrial de plantas, es una forma de hacer agricultura sin la necesidad de suelo, haciendo posible la obtención de productos agroalimenticios más limpios e igualmente nutritivos, y generando un mayor ahorro de recursos, como por ejemplo el agua, ya que requiere únicamente soluciones acuosas con nutrientes químicos disueltos, o con sustratos estériles, y utiliza como soporte la raíz de las plantas.
Para conocer un poco más sobre el tema, Álvaro Habjan, uno de los socios de un proyecto que recién inicia, pero crece a pasos agigantados, nos cuenta un poco más del tema y, como reciente emprendedor, lo que día a día lo mantiene motivado.
RR:¿Qué es Sativa y como comenzó este proyecto?
AH: –Sativa es una palabra que viene del latín y quiere decir “cultivar” y la lechuga tiene como nombre científico “Lactuca Sativa”, y la otra hoja verde que queremos producir es la rúcula, cuyo nombre es “Eruca Sativa”. Ambas especies tienen una palabra en común y de ahí vino la idea del nombre.
¿Cómo comenzó este proyecto? Mi socio y amigo, Rafael, fue quien me propuso empezar con este hermoso proyecto. Yo soy ingeniero agrónomo, me dedico a la parte de viñedos en Cafayate y él se dedica al campo, campos extensivos. Sin conocernos personalmente teníamos las ganas de hacer algo, hasta que un día se alinearon los planetas, nos conocimos y pudimos emprender juntos esto de cultivos hidropónicos.
La idea, y una de las cosas que más me motiva, era hacer algo distinto en el lugar donde estamos viviendo, que es Cafayate. Aquí nadie hace esto. Incluso estamos trayendo la producción de afuera, de Salta Capital, con la intención de instalarlo y hacerlo exclusivamente en Cafayate, empezando por hojas y a mediano-largo plazo la idea es hacer otro tipo de cultivos.
RR: Los comienzos no son color de rosas
AH: -Empezamos haciendo un sistema hidropónico con una estructura que es como una V corta invertida donde por gravedad el agua va bajando. Las primeras experiencias a veces son malas… A veces uno piensa que con un poco de conocimiento puede hacerlo y nos dimos contra la pared, vimos que no es tan así.
Hicimos una primera siembra. El invernáculo era muy precario. Lo hicimos en invierno en el día del padre y a los tres días los pájaros se habían comido todo, así que tuvimos que volver a empezar. Después consultamos con un chico que hace hidroponía en Salta y nos abrió un montón la cabeza. Entonces empezamos a armar una estructura en serio para evitar problemas de viento y de pájaros e hicimos algo muy lindo con columnas de madera y el techo de caños metálicos. Colocamos el plástico invernadero y como el techo estaba ubicado sobre una de las paredes vino una ráfaga muy chiquita y nos levantó todo. Ahí dije: “Hay que seguir viejo, nada nos va a parar, estoy sumamente motivado y esto va a andar”. Terminamos poniendo una media sombra para cubrir el exceso de radiación que hay en Cafayate y la verdad que hoy ya estamos un poquito más encaminados.

Álvaro y Rafael. Emprendedores de Sativa Cafayate
RR: ¿Qué tipo de producción realizan?
AH: -Este proyecto arrancó a principios de abril y hace un mes y medio comenzamos un poco más en serio, creciendo en cuanto a infraestructura, y probamos con lechuga que es la especie que “te enseña”, con la que hacés escuela porque el ciclo es sumamente corto y usás un solo tipo de solución nutritivo. Luego probamos albahaca con semillas autóctonas de Cafayate y nos anduvo muy bien. La semana pasada y ésta hicimos la primera cosecha y la vendimos; tuvo una muy buena aceptación por parte de la clientela. Sumó la presentación porque va en un envase con papel madera y queda espectacular.
Lo nuestro, al estar en Cafayate, es algo muy chico porque nuestro tope es la población que es chica también, comparada con una ciudad grande como Salta, Mendoza, Buenos Aires. Nuestra visión es producir a mediano-largo plazo otros cultivos en hidroponía como tomate, pimiento o frutillas, y poder ofrecerles a los clientes de aquí. Queremos diversificar la producción.
“Las primeras experiencias a veces son malas… A veces uno piensa que con un poco de conocimiento puede hacerlo y nos dimos contra la pared, vimos que no es tan así.”
RR: ¿Por qué optaron por la hidroponía y cuáles son los beneficios de este tipo de cultivo?
AH: -Hoy se encuentra en boga el cuidado del medio ambiente, y la hidroponía me parece que es una buena herramienta, sobre todo para ciudades donde el tener granjas urbanas puede ser muy beneficioso, ya que el traslado de la mercancía es en general muy largo desde el productor al consumidor final.
También hay que tener en cuenta que apenas cosechas un producto vegetal comienza a descomponerse, entonces teniendo la producción en el lugar de consumo ya te evitas los costos de transporte y aseguras una mejor calidad del producto.
Generalmente este tipo de producción se hace en invernáculos, es decir que son cultivos protegidos en donde vos manejás variables ambientales como temperatura, humedad, niveles de dióxido de carbono, etc., y podés tener producción todo el año y en lugares mucho más reducidos, no necesitás de suelo, te olvidás de tener máquinas, de las inclemencias del tiempo como las heladas, por ejemplos, y sobre todo se habla mucho de un manejo de plagas en donde no intervienen los agroquímicos y eso le gusta mucho más a la gente; saber que está consumiendo un producto cuasi libre de pesticidas. Nosotros hasta el día de la fecha no hemos aplicado nada.
Y, por último, pero no menor, es el consumo de agua. Las plantas, o más bien lo referido a la producción agrícola, se lleva el 80% del agua que utiliza una población, el resto es compartido entre la producción industrial y el consumo humano. Con este sistema tenés un circuito cerrado de agua en donde la haces recircular, por lo que el ahorro de agua es sumamente grande comparado con una producción convencional al aire libre.”
RR: ¿Cómo decidiste emprender? ¿Qué es, para vos, lo más importante al momento de elegir en qué emprender?
AH: -Hoy tengo 33 años, pero hace un par que tenía esas ansias de emprender y dejar un poco de lado el trabajo en dependencia, así que empecé a leer mucho, a mirar videos en YouTube y si bien -al emprender- uno asume sus riesgos, creo que la compensación es grande y me ha llegado en un momento donde estoy sumamente motivado, positivo y poniéndole muchísima actitud que me parece lo más importante. Y, sobre todo, creo que uno tiene que amar lo que está haciendo y no pensar sólo en los beneficios económicos; creo que se trata de ofrecer adonde uno está, algo que le dé valor a la comunidad.
RR: A pesar de los contratiempos que tuvieron, transmitís un entusiasmo permanente por lo que están haciendo ¿Qué te mantiene motivado cada día?
AH: -Lo que me mantiene motivado es que es un proyecto único en la zona y es un producto diferenciado que alguna vez se comercializó desde Jujuy, pero después dejaron de traer. Cuando me lo propusieron me pareció que sí, que acá iba a andar. Creo que es una cuestión de educar a la gente y saber que tienen la oportunidad de consumir un producto mejor y no lo que viene de la feria donde uno a veces no sabe si son de buena calidad o si el día anterior a la cosecha aplicaron algún producto. Y no lo sabes porque no está registrado. Yo trabajo aparte en viñedos y todo debe estar registrado porque al momento de exportar te lo piden y si se aplica algún plaguicida y al medir se excede la tolerancia te decomisan la producción. Me acostumbré a trabajar de esa manera y es la forma que estamos aplicando con este tipo de producción hidropónica.-
“Hoy tengo 33 años, pero hace un par que tenía esas ansias de emprender y dejar un poco de lado el trabajo en dependencia, así que empecé a leer mucho, a mirar videos en YouTube y si bien -al emprender- uno asume sus riesgos, creo que la compensación es grande y me ha llegado en un momento donde estoy sumamente motivado, positivo y poniéndole muchísima actitud que me parece lo más importante. Y, sobre todo, creo que uno tiene que amar lo que está haciendo y no pensar sólo en los beneficios económicos; creo que se trata de ofrecer adonde uno está, algo que le dé valor a la comunidad.”